lunes, 20 de abril de 2009

Las “pequeñas” cosas de la vida


Un día nos despertamos y nos damos cuenta de que la rebelde adolescencia dejó paso a una juventud cargada de sentimientos, experiencias, que nos marcaran para el resto de nuestra vida- la mayor parte de ellas-.
Pero, no todo queda en esa “rebelde” etapa, pues a lo largo de nuestra vida el aprendizaje continua y continua con nuevas y “siempre gratas" experiencias. Muchas de ellas pueden hacernos sentir como un pie metido en un charco muy profundo y además, frio, pero debemos pensar que el agua se seca y desaparece ;-)
En nuestra vida diaria nos relacionamos con mucha gente, cada persona es un mundo, todo es muy relativo en cada persona y a la vez complicado… pues somos muy diferentes. Quizá, dependa mucho de cómo nos comuniquemos, de lo que transmitamos-ó no-. ¿ Qué pensáis? Yo creo que es fundamental.
Sin embargo, decir como nos sentimos puede abrir muchas puertas y otras cerrarlas. No todo el mundo puede llegar a comprender lo que una persona siente y por ello magnificamos mucho las cosas sin dejar cabida a la receptividad, cerrando de golpe puertas y ventanas.
Un día alguien llama a tu puerta y según veas quien esta a esa otra parte, decides dejarle pasar como buen comensal, no necesariamente implica que vayas a dejar que se quede, simplemente lo invitas a pasar y a salir tantas veces como quieras, pero lo “cortés no quita lo valiente”, o eso dicen… y hay muchas personas que lo cortés lo dejan de lado.
Por nuestra vida, van pasando muchas personas y a veces se quedan más tiempo de lo previsto, otras pasan y te dejan un recuerdo difícil de olvidar y otras simplemente pasan enseñándote aprendizajes construidos a base de sentimientos nada gratos, que te ayudarán a seguir creciendo y aprendiendo en este viaje que es la vida. Pues al fin y al cabo, somos lo que hacemos para cambiar lo que somos.

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