sábado, 28 de marzo de 2009

La historia de un hermoso Rey y su noble plebeya


Cuentan que hubo un tiempo en que una noble plebeya quedo prendida de la hermosura de un joven valeroso y dulce príncipe.
Tal era su mirada y la calidez de su sonrisa, que aquélla plebeya no podía ni siquiera alcanzar su mirada por la enorme fuerza que tenia aquél brillo en sus ojos, un brillo que aun hoy difícilmente ha conseguido olvidar.
El flechazo fue al instante. Días y semanas pasaron de las mirada de la plebeya hasta el encuentro de ambas y es que, el joven y hermoso príncipe era un poco despistado, aunque según dicen solía esconderse entre la sombra de los árboles para poder observarla.
Hasta entonces la plebeya harta de no encontrar un momento a solas con su príncipe por el temor que a su alrededor suponía decirle algo, se armo de valor una mañana de invierno y se dirigió sin pensárselo a decirle cuan le amaba.
Desde aquél día el amor que les unió se convirtió con el tiempo en el mas y mejor de los amores jamás vividos, cada día
Sin embargo, no todo era del color de rosa de los cuentos de hadas. Pues el valeroso y dulce príncipe estaba custodiado en un castillo por una malvada bruja que hacia lo posible por herirle a él y a los que se hallaban a su alrededor.
Pero esa malvada bruja no contaba con la noble plebeya, que aquél día de invierno se convertiría en la reina del valeroso dulce y hermoso príncipe. Siendo y sirviendo de escudo a los ataques hechizos que aquélla malvada bruja arremetía contra él.
Pese a los constantes ataques que ambos y sobre todo él recibía, el amor duró años.
Pero no todo cuento acaba siempre siendo como imaginamos y aquélla reina, se dio cuenta de que aquél ser merecía vivir alejado de los hechizos de la malvada bruja y dejarle marchar por los senderos de una nueva vida, en la que quizá encontrara a alguien que le amara como se merecía, porque en ese camino solo podía ir él.
El dolor duro semanas, meses… pero aquél valeroso, hermoso y joven príncipe recuperó con el tiempo el amor de una valerosa dama que se convirtió en la reina de sus días y noches dándole el amor que debía merecer.
De la reina solo se sabe que es feliz y que recuerda cada día al joven príncipe que un día marco su corazón para siempre.
Quien sabe, los cuentos no siempre tienen el final que desearíamos, quizá algún día se sobreEscriba sobre el mismo, el amor de la noble plebeya…hasta entonces no pondremos fin a este cuento.

1 comentario:

  1. Sin lugar a dudas, el mundo es un lugar mágico donde incluso, si se desea, podríamos detener el tiempo. Entonces somos conscientes de lo verdaderamente efímeros que son nuestros sentimientos, que como pequeños tesoros se guardan bajo el amparo del olvido, para algún día, tal vez recuperarlos. Entonces podremos sopesar si a lo largo de nuestras vidas, nos topamos de cara con la felicidad, luchamos lo suficiente para aferrarnos a ella, o la dejamos escapar. Pero lo cierto es que la felicidad es algo que se nos propone todos los días bajo innumerables formas, y la dificultad de ésta radica en encontrar la verdaderamente adecuada para nosotros. De ahí la inmensa variedad de personajes nobles, malvadas brujas y extrovertidos bufones (los cuales abundan). Lo nobles son felices luchando por la justicia y su sentido del deber, porque al mismo tiempo, les da un fuerte propósito a sus vidas. Para ellos, su corazón no muere cuando deja de latir, sino cuando late sin sentido. Por esto sus rumbos son impredecibles y nunca pueden determinarse.
    Creo que lo verdaderamente maravilloso de los cuentos no esta en su final, sino en que maravillosamente verdaderos que puedan llegar a ser. Imagina a niños escuchando cuentos de príncipes y enormes trolls, ignorando que los protagonistas de esas historias son sus propios narradores.
    De cualquier manera, este sería un capítulo que me agradaría contar, aún sin saber el final de los personajes. Un fuerte abrazo.

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