Hace poco escuche hablar de un grandísimo profesional, (desde mi punto de vista) y me gustaría plasmar una historia que contó en uno de sus muchos artículos, transmitida por el gran cuentacuentos P. Abril, al que tuve el honor de conocer y escenificar en un taller, uno de sus cuentos que tan bien sabe narrar.
El cuento que aquí “presento” muestra la visión del pesimista, pero su parte positiva me gustaría que la sacarais vosotros.
Así pues, ahí va…disfrutar de su aprendizaje…
Un rey tuvo noticias de que, en un lugar apartado del reino, vivía un sabio que interpretaba todo lo que sucedía con un lema de carácter positivo. Ante cualquier tipo de hecho, él decía: Todo es para bien. Al rey le sedujo aquella filosofía que podría inspirar la política del reino y su propia vida. Le hizo llamar y contrató sus servicios, de modo que pronto se hizo el asesor favorito del rey. Su forma de pensar y de interpretar todo lo que sucedía suscitó las envidias del resto de asesores del monarca.
Un día, el rey sufrió una aparatosa caída y se fracturó el brazo por varias partes. Los dolores eran insoportables. Los asesores pensaron que, cuando el rey se encontrase son su asesor favorito y le dijese que lo sucedido había sido para bien, el asesor caería en desgracia y perdería su hegemonía.
- Majestad, ¿qué le ha pasado?, dijo el asesor al rey cuando le vio con el brazo vendado.- He sufrido una horrible caída, me he fracturado el brazo y estoy sufriendo unos dolores insoportables.
-Majestad, no se preocupe, todo es para bien.
Al oír estas palabras el rey entró en cólera y encarceló al asesor en las mazmorras del palacio. Al día siguiente, para aliviar aquellos terribles dolores, el rey salió a caballo de palacio, Quería distraerse y olvidar lo sucedido. Cabalgó durante tanto tiempo que se perdió. Era imposible encontrar el regreso a palacio. Le capturó una tribu de antropófagos. Enseguida decidieron matarlo y comerlo. Pero, cuando se disponían a iniciar los rituales, el hechicero de la tribu hizo una llamada de atención:-Alto. No podemos comer a este hombre, dijo. Porque tiene un brazo malo. No sabemos qué enfermedad tiene. Si lo comemos podemos morir envenenados., Hay que soltarlo inmediatamente.El rey fue liberado. Mientras buscaba el camino de regreso a palacio pensó en cuánta razón había tenido su asesor. Gracias a que tenía el brazo malo, había salvado la vida. Cuando llegó a palacio quiso pedir perdón a su asesor. Se dirigió a las mazmorras y lo liberó de sus cadenas.
- Perdóname. Una vez más tenías razón. Salí de paseo, me capturó una tribu de antropófagos y, cuando me iban a sacrificar, me liberaron gracias a que tenía el brazo malo. Para ti no ha sido para bien, ya que tú has estado encarcelado.- No, Majestad, todo es para bien. También para mí ha sido bueno estar en la cárcel. Porque, si hubiese estado libre, hubiera salido de paseo con su Majestad. Nos hubiera capturado los antropófagos. Su Majestad habría salvado la vida por tener el brazo malo, pero a mí me habrían comido ya que estaba sano.
El cuento que aquí “presento” muestra la visión del pesimista, pero su parte positiva me gustaría que la sacarais vosotros.
Así pues, ahí va…disfrutar de su aprendizaje…
Un rey tuvo noticias de que, en un lugar apartado del reino, vivía un sabio que interpretaba todo lo que sucedía con un lema de carácter positivo. Ante cualquier tipo de hecho, él decía: Todo es para bien. Al rey le sedujo aquella filosofía que podría inspirar la política del reino y su propia vida. Le hizo llamar y contrató sus servicios, de modo que pronto se hizo el asesor favorito del rey. Su forma de pensar y de interpretar todo lo que sucedía suscitó las envidias del resto de asesores del monarca.
Un día, el rey sufrió una aparatosa caída y se fracturó el brazo por varias partes. Los dolores eran insoportables. Los asesores pensaron que, cuando el rey se encontrase son su asesor favorito y le dijese que lo sucedido había sido para bien, el asesor caería en desgracia y perdería su hegemonía.
- Majestad, ¿qué le ha pasado?, dijo el asesor al rey cuando le vio con el brazo vendado.- He sufrido una horrible caída, me he fracturado el brazo y estoy sufriendo unos dolores insoportables.
-Majestad, no se preocupe, todo es para bien.
Al oír estas palabras el rey entró en cólera y encarceló al asesor en las mazmorras del palacio. Al día siguiente, para aliviar aquellos terribles dolores, el rey salió a caballo de palacio, Quería distraerse y olvidar lo sucedido. Cabalgó durante tanto tiempo que se perdió. Era imposible encontrar el regreso a palacio. Le capturó una tribu de antropófagos. Enseguida decidieron matarlo y comerlo. Pero, cuando se disponían a iniciar los rituales, el hechicero de la tribu hizo una llamada de atención:-Alto. No podemos comer a este hombre, dijo. Porque tiene un brazo malo. No sabemos qué enfermedad tiene. Si lo comemos podemos morir envenenados., Hay que soltarlo inmediatamente.El rey fue liberado. Mientras buscaba el camino de regreso a palacio pensó en cuánta razón había tenido su asesor. Gracias a que tenía el brazo malo, había salvado la vida. Cuando llegó a palacio quiso pedir perdón a su asesor. Se dirigió a las mazmorras y lo liberó de sus cadenas.
- Perdóname. Una vez más tenías razón. Salí de paseo, me capturó una tribu de antropófagos y, cuando me iban a sacrificar, me liberaron gracias a que tenía el brazo malo. Para ti no ha sido para bien, ya que tú has estado encarcelado.- No, Majestad, todo es para bien. También para mí ha sido bueno estar en la cárcel. Porque, si hubiese estado libre, hubiera salido de paseo con su Majestad. Nos hubiera capturado los antropófagos. Su Majestad habría salvado la vida por tener el brazo malo, pero a mí me habrían comido ya que estaba sano.
M. ángel santos
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